La festividad de Todos Santos en Bolivia
AJALLOWS. Concepto gráfico de la artista visual e historietista boliviana Shirou June No voy a referirme a la ahora "tradicional" confrontación entre Halloween y Todos Santos que vivimos cada año, puesto que desde mi punto de vista una complementa a la otra. Al igual que Navidad, el culto celta trastocado en fiesta llegó para quedarse, y su celebración nocturna todo 31 de Octubre es un buen preámbulo para esos deseos tristes y melancólicos que nos embargan "un día como hoy".
La creencia andina, (mucho más antigua, real y exquisita que la tradición judeocristiana) muy enraizada en los departamentos que conforman la zona andina de Bolivia, se traduce en que supuestamente, al mediodía de cada 1º de Noviembre, los "Ajayus" retornan de su morada en las montañas para convivir por un día con los que fueron sus familiares y amigos y seres queridos, quienes les esperan con una ofrenda de alimentos, flores, bebidas y dulces entre varias cosas que - en vida - les eran agradables.
Y ¿qué es un "Ajayu"? Pues de una forma similar, su amplio concepto podría ser entendido - solo parcialmente - como el alma o ánima de cada ser vivo en este mundo material. Ese "espíritu" que implica el hálito de vida y que abandona nuestro mundo físico al morir el cuerpo donde habitó. Su morada real es el Alax Pacha (el mundo de arriba) identificado con las alturas o sitios naturalmente inaccesibles fácilmente, como las coronas de las montañas de la cordillera, aunque su transliteración nos debiera remitir al mismo espacio exterior...
Los ajayus vendrían para traer fecundidad y fertilidad para todo el resto del año, coincidiendo simbólicamente con el inicio de las siembras en los campos de cultivo de la zona andina.
Para esta tradición, existimos quienes queremos creer que los ajayus de nuestros seres queridos tras partir de nuestro lado habitan en "otro mundo" donde sus penurias en esta vida son expiadas constantemente y no conocen ya de necesidades o sufrimientos. Entonces ellos por sólo una vez nos visitan y conviven un día con nosotros y podemos sentir su presencia de la forma mas tangible y real que existe: Recordándoles.
Entonces también es una festividad, porque si bien podemos evocar su memoria llorando desconsoladamente por su irreparable pérdida, aquellos momentos felices y provechosos también
vendrán de visita, y el regocijo puede ser agridulce y hasta feliz.
Así somos nosotros. Hacemos y comemos masitas jugando a que quienes un día se extinguieron, están junto a nosotros
Y lo curioso es que esta creencia también se festeja por muchos otros pueblos alrededor del mundo... del mismo modo en que en cada cual cree en sus propios dioses.
Y ahora... quizás la pieza mas hermosa, apropiada para el efecto:
Yo te juro que si supiera dar cualquier cosa por volverte a ver, lo haría sin pensar...Que la pasen bien, y que coman mucho