b/[·a] Literatura publicado por u/Rose Bellatrix Julio 22, 2013, 12:34:12 PM
Nota: Bueno, he aquí dos de mis antiguos fanfictions publicados en distintas páginas. Para los que no sabían que era fanficker en mi adolescencia y dedicado especialmente a Nessie, quien me pidió una muestra de mis producciones.

Publicado hace aproximadamente cinco años, el título "Mortifagos: Tu dolor Me Causa Placer..." Es producto de mi insana obsesión por los mortifagos, en el fandom Harry Potter. Me enorgullezco de ello, ya que existe una identificación con sus "valores" (si se pueden llamar así), así como me enorgullezco de escribir sobre personajes que poco dicen en los libros pero que hablan a través de mis dedos (o de mi imaginación).


El título no tiene mucho que ocultar, pero esencialmente quise escribir sobre momentos "placenteros" o "notables" para los mortífagos en diferentes puntos de sus vidas (es decir, momentos que podrían calificarse como intensamente psicópatas o desquiciados). Éste, especialmente, fue un fic que tenía el objetivo de escribir un capítulo por cada uno de los mortífagos, que aproximadamente rozan la veintena. No lo logré a totalidad, por diversos factores, pero los que escribí lo hice de inspiración.

Un mortífago es alguien con un valor diferente a la sociedad. A pesar de ser llamados "locos" (y quizá algunos lo sean), siguen lo que esencialmente desean, ése es su mérito, según mi percepción. ¿Qué no deberían llamarnos locos a todos en un momento por eso?
Grupo de locos, psicópatas, personas con diferentes trastornos mentales...que lo viven y disfrutan.


Disclaimer (hace tanto que no hacía uno..!):Todo el Universo pottérico le pertenece a J.K. Rowling, incluyendo los millones que le hacemos en propaganda, claro... yo sólo gano la infinita satisfacción de vivir esto en mi mente.




Mortífagos: Tu dolor me causa Placer...



Walden McNair

Fuerza

"Maníaco, eso es lo que es".
Rubeus Hagrid

Había comenzado con un pequeño cachorro.

   
Se retorcía entre sus manos. No podía evitar pensar que era como cuando había matado a aquel gato con un corto retortijón del frágil cuello. Un simple suspiro y un sonido gutural saliendo de su garganta, como cuando el agua que su abuela utilizaba para hacer gárgaras gorgojeaban en ella.

Exactamente igual.

   
Los ojos fríos de Macnair se abrieron aún más. Celeste cielo, suaves a los ojos de su madre, fríos a los ojos de la abuela que, desde aquella vez que su gato había muerto no parecía creer la historia de la caída de aquel gran árbol. Siempre había sido demasíado inteligente para engañarla del todo. Sus manos apretaron más los pequeños pero potentes cordones amarrados alrededor del cuello del pequeño perro que saltó sus ojos desorbitados y sacudió las patas en un esfuerzo por liberarse, o simplemente el de pedir la piedad que nunca llegaría de aquel pequeño, joven pero cruel y maníaco corazón de niño.

   Porque era eso.

   
La anciana de pronto alcanzó su cabellera y Macnair se dio cuenta de que no era como aquel cachorro, de que con aquel tirón no había conseguido arrancarle la vida como a él, de que él no era ella, ciertamente no era ella.

Pero de que él tampoco.

No le importaron las manos delgadas aferrándose con debilidad pero con furia sobre su cara, de las delgadas líneas que lo desfiguraban a su paso, de aquella manera tan desesperada. No le importaba que eran aquellas manos que lo habían recibido después del accidente muggle en la que sus padres habían muerto. De las manos que un día había acariciado esperanzados su cabello rezando plegarias al cielo para que cambiase. Porque ahora era otro, un diferente haciendo lo que le gustaba, sintiendo el poder correr por sus venas con esa  máscara blanca que no debería haber visto, ahora no era aquel chico que se arrepentía de lo que le gustaba hacer como lo había hecho con aquel gato y aquel perro insignificantes de su abuela, representándola siempre y guardando el secreto de su deseo hasta aquel día en el cual se realizaba.

Apretó más fuerte mientras la anciana resbalaba en su rostro pálido y sonriente las delgadas manos como una última caricia de imploro de arrepentimiento que nunca llegaría. La muerte recibiendo caricias de una anciana.

Inmundo y divertido.

El sonido gutural que le dijo que iba a ser la última vez, un sonido confundiéndose entre la palabra con la cual le había calificado, aquella palabra que siempre había sido para ella desde que el pobre gato muerto se desangraba en medio del césped. No fue entendible, sentía que se ahogaba con la poca saliva espesa que se había acumulado en la garganta; pero al fin y al cabo así había comenzado y así ciertamente iba a terminar.

Como un maniaco, maniaco con el poder de acabarla.

Y sonrió porque era verdad, aquella palabra bailando en su mente implorando en el último suspiro justicia del cielo y el temor para atormentarlo durante toda su vida.
Cosa que nunca sucedió porque si aquella palabra le decía algo era eso exactamente.

Que apretara más fuerte aún.

Sonrió aún más ampliamente cuando escuchó aquel sonido seco del cuerpo cayendo inerte en el viejo y mohoso piso de madera, sonrió por saber que alguna vez, en un pasado lejano ella había tenido razón acerca de él.

  Era ciertamente un maníaco.


******


Mortífagos: Tu dolor me causa Placer...


Fenrir Greyback
Carne

"¿Tanto te gusta la carne humana que no te alcanza con saciarte una vez al mes?".
Albus Dumbledore

Carne.

Podía olerla a  kilómetros. Había distintas clases y demasíado diferentes una de la otra. Así era.

   
Almizcle. Olía a almizcle cuando mordió el grueso pero débil cuello de  aquella vieja bruja vendedora de ingredientes de pociones en el callejón Diagon. Su carne era seca, demasíado quizá. No había gritado nada cuando lo hizo, apenas emitió un quejido débil y cerró los ojos dejando caer aquella cesta que resonó en el suelo como un par de frascos rotos. La soltó furioso mordiendo con fuerza pero escupiendo todo lo que había recogido en ello. Sabor a sangre y ardor. Perfume viejo mezclado en el cuello. Lo detestaba, que no opusieran resistencia, que ni siquiera parecieran temer.

   
Vela. Olía a velas pasadas. Olía a cadáveres de velas por todas partes cuando acabó con aquel comerciante que había pasado por el bosque en dirección a la ciudad. Él sí había puesto algo de resistencia con un grueso bastón y un cayado que sacó después debajo del asiento. Se sintió excitado, extasiado por tal reacción. Luchó con la fiereza de un jovencillo que lucha por luchar en una pelea de colegio, por ser el más fuerte. Luchó como solían luchar los caballeros en la anterioridad de la historia, por los valores que decían poseer. El amor, el honor y la vida;  pero más pronto que tarde se dio cuenta de que no era por aquello. Una bolsa salió en el forcejeo colgando de su cuello haciendo tintinear un par de galeons en ellos.

La furia de nuevo y lo acabó con un violento corte en la vena del cuello por la que escapó lentamente la vida.

Asco.

   
Sudor. Olía a sudor y a dinero cuando mató a aquel auror en la oscuridad de la noche tranquila paseando por sus terrenos. No lo veía y aquella era una ventaja. Él a aquel auror si. Miedo, también podía oler su miedo en el aire, las gotas de miedo resbalando profusas y rápidas por su frente hasta caer al suelo. Sonrió pensando en que iba a ser así...¿lo sería?

No. Corrió como loco cuando lo vió, gritando que no lo mordiera, que no quería aquella "Maldición" en él. No le temía por ser lo que era, le temía por dejar de vivir aquella vida vacía y sin sentido que tenía con su oro. Un cobarde. Tiró aquella carne sin siquiera probarla antes por el precipicio profundo, donde nadie, ni siquiera los buitres lo encontrarían. 

Le valía aquello.

Carne seca, vieja, cobarde...

   Y sonrió.

 
Avanzó un paso hacia delante cuando la vió y sintió de nuevo aquella excitación, aquella emoción oculta, maldición de Dioses, que lo invadió por todo el cuerpo. Lo había encontrado al fin, su preferida.

Carne fresca.

   
Las delgadas piernas de la chica flaquearon tambaleantes dos pasos hacia atrás cuando le vió alzar el mentón.  Sus ojos se habían encontrado antes pero para el hombre lobo no significaban absolutamente nada, quería, o no, más bien tenía que conocerla bien, sentirla, como acostumbraba a sentir a todos los demás antes de nada.
   Oliendo.

   
Carne fresca, mojada. Pudo sentir aquel aroma floral impregnado en ella, algo más allá de los perfumes artificiales de sus cabellos y de su cuerpo. Escuchó el latir de su corazón desbocado por el miedo tratando de escapar de su pecho cuando lo hizo. Bata blanca y delgada, salpicada por el lodo y bañada en las cenizas de los arbustos que rodeaban la casa en la cual vivía. Miedo de nuevo.

Y antes de que pudiera siquiera acercarse del todo y saborearla de una vez con la delicadeza que merecía...intrusos.

Después trató por comprenderlo. Susto, miedo repentino, pero ni siquiera se había convertido del todo...¿Por qué? No era tan diferente a aquella carne seca, a aquel miedo, a aquellos que no le temían...

   
Se irguió pensando en aquello mientras se tocaba los afilados dientes con la punta de una de las crecidas uñas de tono amarillento. El miedo en su rostro, el color  pálido de sus mejillas, el temblor de su cuerpo...¿Por qué? El lobo no había aparecido, solamente, lo único diferente que había hecho era el de estar más conciente sin transformarse y presentarse así para...

¿Quedarse así?

Había encontrado una solución.

Perfecto.

Se levantó caminando por aquel salón iluminado por el fuego que brilló en aquellos malévolos ojos grises y el rostro de dientes afilados sonriendo con maldad.

Al fin y al cabo le gustaba la carne Humana.

Tanto como para probarla más de una vez al mes.

El hombre había aparecido debajo del lobo.

**************
Nota original del fic publicado anteriormente:

Y aquí explico el por qué Greyback ya no se transforma al morder, como cualquier hombrelobo  normal. Ginny. ¿Alguien recuerda la escena del Incendio en la Madriguera en la Sexta Peli? Pues allí está. Decir que me encanta y que la verdad es que merecía una explicación. Después de que Greyback comprueba de que se le teme más cuando aparece no transformado con Ginny, decide que prefiere atacar cuando sienten más miedo de él, cuando no está trasformado y parece un loco que huele a sudor y sangre...argg!! Pero bueno, si que también me encanta este mortífago. No hice el inicio de Greyback porque creo que estaba más inspirada con esta escena...ja,ja,aj espero les haya gustado y claro que volveré a escribir acerca de él, el inicio, como me aconsejaron que lo hiciera.

Muchas gracias por leer y seguir el fic!! Gracias!!

Su sincera y querida amiga:

Rose :)

Ultima modificación: Julio 22, 2013, 12:39:29 PM por Rose Bellatrix
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u/Nessie Julio 28, 2013, 11:19:45 PM
Wow me parece una buena historia sobre McNair y Greyback, una parte de su pasado que bien explicaría sus manías ya de adultos  -noo-
Una lectura agradable Rose, gracias por compartirla  ;D