-giggle-
Para la vida espiritual, no para la carnal. Somos seres con muchas necesidades. Emocionales y perfectibles. Los hábitos que tenemos y las circunstancias del mundo evitan que sintamos conformidad con nosotros mismos, llevándonos a sentirnos perdidos y experimentar soledad, dolor, rabia y mucha miseria.

Pero hay un remedio, uno sencillo y simple como decisión. Reconocer que Dios tiene el control de nuestras vidas es el primer y único paso, del cual todo lo demás emerge.

Yo me sentía así, miserable e inconforme con mi vida. Nada me satisfacía y venía percatándome que poco a poco me envilecía sin saber como remediarlo hasta renegar de mi propia existencia, para la cual no hallaba un sentido real. Si bien en mi salud, trabajo, familia y relaciones afectuosas no todo estaba mal, tampoco estaba bien.

De repente Dios llegó a mi vida para mostrarme toda su gloria, y me humilló con su sola presencia. No soy el mismo desde entonces y vaya que he intentado asumir que no era mas que un estado de animo o una consecuencia de una mala obsesión. Sin embargo acá estoy, sin importar si atravieso un momento de dicha o si estoy pasando angustiosos segundos, sólo me interesa dar gracias por tanto... amor.

Ufa, bueno es una introducción larga para este tema. Pretendo que sea una colección de historias y anécdotas referidas a la palabra de Dios. ¿De que otra forma le vamos a conocer si no es a través de compartir lo que sabemos de Él? Éste es mi intento por mostrar todo aquello que me llama la atención sobre mi Padre.
-nofui-

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EL PURIFICADOR DE PLATA

Había un grupo de mujeres reunidas en su estudio bíblico semanal, y mientras leían el libro de Malaquías encontraron un versículo que dice:

"Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata", (Mal 3,3)

Este verso les intrigó en gran manera acerca de qué podría significar esta afirmación con respecto al carácter y la naturaleza de Dios. Una de ellas se ofreció a investigar el proceso de la purificación de la plata. Esa semana la dama llamó a un Orfebre e hizo una cita para ver su trabajo. Ella no le mencionó detalles acerca de la verdadera razón de su visita, simplemente dijo que tenía curiosidad sobre la purificación de la plata.

Mientras observaba al orfebre sostener una pieza de plata sobre el fuego dejándolo calentar intensamente, él le explicaba que para refinar la plata, debía ser sostenida en medio del Fuego donde las llamas arden con más fuerza, para así sacar las impurezas. En ese momento ella imaginó a Dios sosteniéndonos en un lugar así de caliente. Entonces recordó una vez mas el versículo:
"Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata".

Le preguntó al platero si era cierto que él debía permanecer sentado frente al fuego durante todo el tiempo que la plata era refinada. El hombre respondió:
- ¡Si!, dijo él. No sólo debo estar aquí sentado sosteniendo la plata, también debo mantener mis ojos fijamente en ella durante el tiempo que está en el fuego; si la plata fuese dejada un instante más de lo necesario sería destruida.
La mujer se mantuvo en silencio por un momento y luego preguntó:
-¿Cómo sabe cuando ya esta completamente refinada?. El sonrió y le respondió:
-Ah, muy simple:
                                   Cuando veo mi imagen reflejada en ella.

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De repente parece que todo es una prueba. Y lo es. A veces uno dice "¿Por qué, si existes y supuestamente me amas, me tienen que pasar cosas tan malas, tantas desgracias?" y resulta que es precisamente Dios quien en su plan nos hace pasar por el tipo de prueba que podemos soportar, para limpiar las impurezas de nuestro corazón. Esa es su forma de moldearnos a su imagen y semejanza tal como originalmente nos diseñó, y si bien puede llegar a ser insufrible, nunca nos desampara. Todo tiene un propósito y depende de uno cumplirlo.
Cumplirlo y descansar en la seguridad de que Él tiene el control.


-clap-